Energia elétrica no Brasil: história, conquistas e desafios
- Embrasul
- 27 abr
- 12 Min. de lectura
La electricidad es un recurso fundamental para el progreso de Brasil. Desde su llegada a finales del siglo XIX, con la construcción de la primera central hidroeléctrica en Niterói, el sector eléctrico brasileño se desarrolló rápidamente. Hoy en día, Brasil es el cuarto mayor productor de electricidad de América Latina.
Su importancia para la economía del país es indiscutible, siendo utilizada en diversos sectores como la industria, el comercio, la agricultura y los servicios, generando empleo e ingresos.
Ven a explorar la trayectoria de la electricidad en Brasil, su papel vital en la economía y la sociedad, y cómo influye positivamente en la vida de millones de brasileños. ¡Continúa leyendo y adéntrate en el crucial universo de la energía eléctrica en el país!
Electricidad en Brasil: una breve historia
La electricidad ha sido una fuerza poderosa en la historia de Brasil. Los primeros registros de experimentos eléctricos en el país se remontan al siglo XVIII, cuando el naturalista brasileño José da Silva Lisboa realizó una serie de experimentos con electricidad estática. Lisboa también fue la primera en construir una máquina eléctrica en Brasil.
La primera central hidroeléctrica fue construida en 1889, en la ciudad de Niterói, en el estado de Río de Janeiro. La planta generó electricidad para el alumbrado público de la ciudad. A esto le siguieron otras centrales hidroeléctricas y la electricidad pasó a ser cada vez más importante para el desarrollo de Brasil.
Los avances en electromagnetismo y electricidad en el siglo XIX tuvieron un profundo impacto en Brasil. Permitieron el desarrollo de nuevos dispositivos eléctricos, que cambiaron la forma en que la gente vivía, trabajaba y se comunicaba. La electricidad también se convirtió en un factor económico importante y ayudó a Brasil a desarrollarse como un país moderno.
Primera demostración pública de iluminación eléctrica en el país
La primera demostración pública de iluminación eléctrica en Brasil tuvo lugar en 1879, en la Central do Brasil, en la ciudad de Río de Janeiro, por iniciativa del emperador D. Pedro II, que había recibido un conjunto de lámparas incandescentes del inventor estadounidense Thomas Edison.
La demostración fue un éxito y atrajo la atención de muchas personas que quedaron impresionadas por la novedad.
Las lámparas eléctricas eran más brillantes, más duraderas y más seguras que las lámparas de gas o de aceite que se habían utilizado hasta entonces.
Sin embargo, la iluminación eléctrica aún no estaba disponible para toda la población, ya que dependía de la construcción de plantas generadoras y redes de distribución.
La primera ciudad brasileña en contar con alumbrado público eléctrico permanente fue Campos dos Goytacazes, en el norte del estado de Río de Janeiro, en 1883. La ciudad contaba con una central termoeléctrica a leña que suministraba energía a 39 lámparas instaladas en postes de hierro.

Primeros sistemas de generación y distribución de electricidad en centros urbanos
Los primeros sistemas de generación y distribución de electricidad en los centros urbanos aparecieron a finales del siglo XIX, con el objetivo de proporcionar iluminación eléctrica en sustitución de las lámparas de gas o aceite que se utilizaban hasta entonces.
Estos sistemas se basaban en la producción de corriente eléctrica mediante máquinas accionadas por vapor o agua, llamadas generadores o dinamos, que se instalaban en centrales eléctricas cercanas a los lugares de consumo.
La corriente eléctrica producida podía ser de dos tipos: corriente continua (CC), que mantenía una dirección e intensidad constantes, o corriente alterna (CA), que variaba periódicamente su dirección e intensidad.
Se utilizaba corriente continua para alimentar lámparas incandescentes de bajo voltaje (100 voltios), mientras que se utilizaba corriente alterna para alimentar lámparas de arco de alto voltaje (hasta 3000 voltios).
La distribución de la corriente eléctrica se realizaba mediante cables conductores que salían de las centrales eléctricas y se ramificaban por las calles, conectándose a los postes de iluminación o a las viviendas y establecimientos comerciales.
El voltaje de la corriente eléctrica se reducía mediante transformadores, que eran dispositivos capaces de alterar la relación entre voltaje y corriente en un circuito eléctrico, manteniendo la potencia constante.
Los sistemas de generación y distribución de energía eléctrica enfrentaron varios desafíos técnicos y económicos, como la pérdida de energía en los cables, la distancia limitada entre las centrales eléctricas y los consumidores, la competencia entre las empresas proveedoras y la regulación gubernamental.
Crecimiento de la red eléctrica en ciudades y zonas rurales
El crecimiento de la red eléctrica en las ciudades y zonas rurales está relacionado con la mayor demanda de electricidad para diversos fines, como iluminación, calefacción, refrigeración, comunicaciones, transporte, industria, comercio y servicios.
Para satisfacer esta demanda, es necesario ampliar y modernizar los sistemas de generación, transmisión y distribución de electricidad, que son los encargados de convertir las fuentes primarias de energía (como el agua, el viento, el sol, la biomasa, el gas natural, el carbón y el uranio) en electricidad y llevarla a los consumidores finales.
El crecimiento de la red eléctrica en ciudades y zonas rurales implica varios desafíos técnicos, económicos, ambientales y sociales, tales como:
Garantizar la seguridad, calidad, confiabilidad y eficiencia del suministro de energía eléctrica;
Reducir pérdidas y costos de operación y mantenimiento;
Diversificar las fuentes de generación y aumentar la participación de las energías renovables;
minimizar los impactos ambientales y las emisiones de gases de efecto invernadero;
Promover el acceso universal a la electricidad y la inclusión social;
Fomentar el uso racional y consciente de la energía eléctrica;
Estimular la innovación tecnológica y la digitalización de los sistemas eléctricos;
Integrar sistemas aislados e interconectados;
Fomentar la participación de los consumidores como agentes activos en la gestión de la demanda y la generación distribuida.
El crecimiento de la red eléctrica en las ciudades y zonas rurales también depende de políticas públicas, regulación, planificación, inversión, financiamiento, inspección, educación y concientización de los distintos actores involucrados en el sector eléctrico, como gobierno, empresas, instituciones de investigación, organizaciones de la sociedad civil y consumidores.
El papel de las empresas y las inversiones en la expansión de la infraestructura eléctrica
Las empresas y las inversiones tienen un papel fundamental en la expansión de la infraestructura eléctrica básica. Proporcionan el capital necesario para construir y operar centrales eléctricas, líneas de transmisión y distribución y otra infraestructura eléctrica. También desarrollan nuevas tecnologías que hacen que la generación y distribución de energía sea más eficiente y sostenible.
Algunas de las principales formas en que las empresas operan e invierten en este sector son:
Participar en las subastas de concesión o autorización para construir y operar nuevas plantas generadoras, líneas de transmisión y redes de distribución de energía eléctrica, que son promovidas por el gobierno federal a través de la Agencia Nacional de Energía Eléctrica (ANEEL) y de la Cámara de Comercialización de Energía Eléctrica (CCEE).
Realizar inversiones en modernización, ampliación, mantenimiento y mejoramiento de la calidad de los servicios prestados por empresas ya existentes en el sector eléctrico, buscando incrementar la eficiencia, confiabilidad, seguridad y resiliencia de los sistemas eléctricos.
Innovar en tecnologías, procesos, modelos de negocio y gestión en el sector eléctrico, incorporando soluciones como generación distribuida, energías renovables, almacenamiento de energía, redes inteligentes, movilidad eléctrica, digitalización, automatización, internet de las cosas, big data, inteligencia artificial, entre otras.
Adherirse a los programas e incentivos gubernamentales para la expansión de la infraestructura eléctrica básica, tales como:
Programa de Asociaciones de Inversión (PPI);
Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC)
Programa Nacional de Acceso y Uso Universal de la Energía Eléctrica (Luz para Todos)
Programa de Incentivo a las Fuentes Alternativas de Energía Eléctrica (Proinfa)
Programa de Desarrollo de Generación Eléctrica Distribuida (ProGD), entre otros.
Establecer alianzas y alianzas estratégicas con otras empresas, instituciones de investigación, organizaciones de la sociedad civil y consumidores para viabilizar proyectos de interés común en el sector eléctrico, compartiendo recursos, conocimientos, experiencias y beneficios.
Ampliar la infraestructura eléctrica básica es una prioridad para el futuro. Permitirá que la sociedad continúe creciendo y desarrollándose de manera sostenible.
Algunos ejemplos específicos de cómo las empresas y las inversiones están ayudando a ampliar la infraestructura eléctrica básica:
Las empresas energéticas están construyendo nuevas plantas de energía renovable, como parques solares y eólicos . Estas plantas son más eficientes y sostenibles que las plantas tradicionales de combustibles fósiles.
Las empresas tecnológicas están desarrollando nuevas tecnologías que hacen que la generación y distribución de energía sea más eficiente. Estas tecnologías incluyen baterías de almacenamiento de energía, redes inteligentes y vehículos eléctricos.
Los gobiernos están invirtiendo en infraestructura eléctrica básica, como líneas de transmisión y distribución. Estas inversiones están ayudando a garantizar que la electricidad esté disponible para todos, incluso en las zonas rurales.
Marco Regulatorio y la Creación del Sector Eléctrico Nacional
Leyes y regulaciones que definieron el sector eléctrico brasileño
El sector eléctrico brasileño se rige por un conjunto de leyes y reglamentos que establecen las reglas, derechos, deberes, competencias y responsabilidades de los agentes involucrados en la producción, transmisión, distribución y comercialización de electricidad en el país.

La principal ley que define el marco legal del sector eléctrico brasileño es la Ley nº 9.427/1996, que creó:
La Agencia Nacional de Energía Eléctrica (ANEEL), entidad responsable de regular y supervisar el sector eléctrico
El Operador Nacional del Sistema Eléctrico (ONS), entidad responsable de coordinar y controlar la operación de las instalaciones de generación y transmisión de electricidad en el Sistema Interconectado Nacional (SIN).
Ley nº 9.427, de 26 de diciembre de 1996: Esta ley creó el Sistema Eléctrico Brasileño (SEB), que es un conjunto de instalaciones y equipos que transportan, distribuyen y comercializan energía eléctrica en el país.
Ley nº 9.648/1998, que dispone la desverticalización de las actividades del sector eléctrico.
Resolución nº 456, de 30 de septiembre de 2000: Esta resolución de la ANEEL creó el Programa de Incentivo a las Fuentes Alternativas de Energía Eléctrica (Proinfa), que es un programa federal que incentiva la generación de energía eléctrica a partir de fuentes alternativas, como la solar, la eólica y la biomasa.
Ley nº 9.991/2000, que establece la obligación de los concesionarios, licenciatarios y autorizados del servicio público de electricidad de invertir recursos en investigación y desarrollo y eficiencia energética .
Ley Nº 10.438/2002, que crea el Programa de Incentivo a las Fuentes Alternativas de Energía Eléctrica (Proinfa) y el Programa Nacional de Acceso y Uso Universal de la Energía Eléctrica (Luz para Todos); entre otros.
Resolución nº 482, de 17 de septiembre de 2002: Esta resolución de la ANEEL creó el Mercado Mayorista de Energía Eléctrica (MAE), que es un mercado donde las empresas de generación y distribución de energía eléctrica pueden comprar y vender energía eléctrica entre sí.
Ley nº 10.848/2004, que dispone sobre la comercialización de energía eléctrica y define las bases del llamado “Nuevo Modelo del Sector Eléctrico”, que introdujo cambios en la organización y funcionamiento del sector, como la creación de la Cámara de Comercialización de Energía Eléctrica (CCEE), entidad responsable de facilitar las operaciones de compra y venta de energía eléctrica en el mercado mayorista, y la realización de subastas para la contratación de energía nueva y existente.
La Resolución Normativa ANEEL nº 1000, de 2021, es una ley que regula el servicio público de distribución de electricidad en Brasil. Define los derechos y deberes de los consumidores y usuarios de este servicio, tales como condiciones de suministro, tarifas, plazos, sanciones, indemnizaciones, procedimientos de reclamaciones, entre otros. También establece estándares de calidad del servicio, como indicadores de continuidad, límites de voltaje, estándares de servicio, entre otros. Deroga leyes anteriores que trataban la misma materia y entra en vigor el 1 de enero de 2022. Esta ley es importante para garantizar la seguridad, eficiencia y sostenibilidad del servicio público de distribución de electricidad en el país.
Creación de empresas estatales y privadas para operar en el sector
El papel de las empresas estatales en el sector eléctrico brasileño aumentó aún más en la década de 1950, con la construcción de grandes centrales hidroeléctricas, como la Central Hidroeléctrica de Itaipú. Sin embargo, a partir de la década de 1990, el gobierno federal comenzó a privatizar algunas de las empresas estatales del sector eléctrico, como Eletrobras.

A continuación se presentan algunas de las principales empresas estatales y privadas que operan en el sector eléctrico brasileño:
empresas estatales
Electrobras
Chef
Electronorte
Furnas
Itaipú Binacional
Coelba
Cosern
Entre otros
empresas privadas
CPFL Energía
Energisa
Luz
Neoenergía
Entre otros
Desafíos y logros del sector eléctrico
El sector eléctrico brasileño ha enfrentado una serie de dificultades a lo largo del tiempo, como crisis energéticas y problemas de distribución.
Crisis del petróleo : en la década de 1970, Brasil sufrió los efectos de los shocks petroleros, que elevaron los precios internacionales de los combustibles y afectaron la economía nacional, que dependía en gran medida de las importaciones de petróleo. Para reducir esa dependencia, el gobierno federal adoptó una política de incentivo a la construcción de grandes centrales hidroeléctricas, como Itaipú, Tucuruí e Ilha Solteira, que aumentaron la capacidad de generación eléctrica del país.
Racionamiento de 2001 : En 2001, Brasil enfrentó una grave crisis energética, causada por una combinación de factores como la falta de lluvias, los bajos niveles de los embalses hidroeléctricos, los retrasos en la construcción de nuevas plantas y líneas de transmisión y el aumento de la demanda de electricidad.
Para evitar el colapso del sistema eléctrico, el gobierno federal ordenó un racionamiento obligatorio de electricidad en todo el país, que duró alrededor de ocho meses y exigió una reducción del 20% en el consumo. El racionamiento tuvo efectos negativos sobre la economía, la industria, el comercio y la población.
Apagón de 2009 : El 10 de noviembre de 2009, un apagón afectó a 18 estados brasileños y parte de Paraguay, dejando a alrededor de 60 millones de personas sin electricidad durante algunas horas.
La causa del apagón fue una falla en la línea de transmisión que conecta la central hidroeléctrica de Itaipú al Sistema Interconectado Nacional (SIN), provocada por una tormenta con rayos y fuertes vientos. El apagón reveló las debilidades del sistema eléctrico brasileño y la necesidad de inversiones en seguridad y redundancia.
Crisis hídrica 2014-2015 : entre 2014 y 2015, Brasil enfrentó una de las peores sequías de su historia, que afectó principalmente a las regiones Sudeste y Centro-Oeste, donde se concentra la mayor parte de la capacidad hidroeléctrica del país.
Los embalses de las centrales hidroeléctricas alcanzaron niveles críticos, obligando a activar plantas termoeléctricas, más costosas y contaminantes. Además, la crisis del agua ha creado problemas en el abastecimiento de agua para consumo humano y riego en varias ciudades.
Crisis hídrica actual : desde 2020, Brasil enfrenta una nueva crisis hídrica, considerada la peor en 91 años, que afecta principalmente a las regiones Sudeste y Sur del país. Los embalses de las centrales hidroeléctricas se encuentran en niveles muy bajos, poniendo en riesgo la seguridad energética del país.
Para evitar el racionamiento o el apagón, el gobierno federal adoptó medidas como la creación de la Cámara de Reglas Excepcionales de Gestión de la Hidroenergía (CREG), la activación de centrales termoeléctricas y la contratación de energía de emergencia. Además, el Gobierno lanzó una campaña para animar a los consumidores a reducir voluntariamente su consumo de electricidad.
¿Y qué logros significativos se alcanzaron?
El sector eléctrico brasileño ha alcanzado logros importantes en los últimos años en términos de capacidad de generación y eficiencia.
Expansión de la generación eléctrica : Brasil ha aumentado significativamente su capacidad instalada de generación eléctrica en las últimas décadas, pasando de 58 GW en 2000 a 177 GW en 2020, un crecimiento de más del 200%. En 2021 se incorporaron al sistema eléctrico nacional otros 7,5 GW, con énfasis en fuentes renovables, como la eólica y la solar, que representaron el 75% de las plantas implementadas en el mercado libre de energía. La previsión para 2022 es una ampliación adicional de 7,7 GW.
Diversificación de la matriz eléctrica : Brasil tiene una matriz eléctrica diversificada y predominantemente renovable, con alrededor del 84% de fuentes limpias, como hidroeléctrica, eólica, solar y biomasa. Esta participación es muy superior a la media mundial, que es de sólo el 27%. Brasil también ha invertido en la expansión de fuentes alternativas de energía eléctrica, como el Programa de Incentivo a Fuentes Alternativas de Energía Eléctrica (Proinfa), que incentivó la instalación de parques eólicos, pequeñas centrales hidroeléctricas y centrales termoeléctricas de biomasa.
Integración del sistema eléctrico : Brasil posee uno de los mayores sistemas interconectados del mundo, lo que permite el transporte de energía eléctrica entre las diferentes regiones del país, aprovechando las complementariedades entre fuentes y la estacionalidad de la demanda. El Sistema Interconectado Nacional (SIN) cubre alrededor del 98% del territorio nacional y cuenta con más de 170 mil km de líneas de transmisión y más de 400 mil MVA de capacidad de transformación. En 2021 se completaron otros 7,8 mil kilómetros de líneas de transmisión y otros 18 mil MVA de capacidad de transformación.
Desarrollo de la generación distribuida : Brasil ha incentivado la generación distribuida (GD), que es la producción de energía eléctrica cerca del lugar de consumo, a través de fuentes renovables y no contaminantes. La DG aporta beneficios como la reducción de pérdidas en la red, la reducción de la dependencia de las distribuidoras, el ahorro en la factura eléctrica y la preservación del medio ambiente. Actualmente, Brasil cuenta con más de un millón de unidades consumidoras beneficiadas por la GD, con una capacidad instalada de más de 6 GW. La mayor parte de la generación distribuida en Brasil es solar fotovoltaica.
Innovación tecnológica y digitalización : Brasil ha buscado incorporar nuevas tecnologías y procesos en el sector eléctrico, con el objetivo de aumentar la eficiencia, confiabilidad, seguridad y resiliencia de los sistemas eléctricos. Algunas de las soluciones innovadoras que se están adoptando o estudiando en el sector eléctrico brasileño son: almacenamiento de energía, redes inteligentes, movilidad eléctrica, internet de las cosas, big data, inteligencia artificial, entre otras.
Conclusión
La electricidad es un recurso esencial para el desarrollo de Brasil, presente en todas las esferas de la sociedad y de la economía. La trayectoria del sector eléctrico brasileño está marcada por importantes logros, como el acceso universal y el liderazgo en energías renovables, pero también enfrenta desafíos, como las crisis energéticas y los impactos ambientales.
Para garantizar un futuro sostenible, es crucial invertir en innovación, infraestructura y regulación adecuada, además de estar preparados para la transición energética global. Con visión estratégica y políticas públicas consistentes, el sector eléctrico seguirá impulsando el progreso del país y se convertirá en un ejemplo para el mundo.
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